29/5/16

LA ENVIDIA FRUTO DE LA CARNE

La envidia puede cegar a la persona hasta el punto de que realice las mayores monstruosidades. El primer abuso humano que describe la Torah es consecuencia de la envidia. Así de sencilla y emotiva es la descripción del libro Bereshit. Qayin/Caín (creado) presentó a Yahweh una ofrenda de los frutos de la tierra, también Hével/Abel (vapor) le hizo una ofrenda sacrificando los primeros nacidos de su rebaño. A Yahvé le agradó Hével/Abel y su ofrenda, mientras que le desagradó Qayin/Caín y la suya. Qayin se enojó mucho y su rostro se descompuso. Yahvé le dijo:
Bereshit 4:6-7
"Entonces YHWH le dijo a Qayin: ¿Por qué estás enojado y pones tan mala cara?
Seguramente, si obraras bien pondrías buena cara. Pero si no obras bien, el pecado te acecha a la puerta para dominarte. Sin embargo tú puedes dominarlo a él."
Qayin/Caín dijo a su aji/hermano: «Vayamos al campo».(:8) Y cuando estuvieron en el campo, Qayin se lanzó contra Hével y lo mató.

Como vemos amados ajim, Yahweh Elohe prefiere a Hével por su bondad, por su rectitud, por su búsqueda de Elohe. En cambio no mira con buenos ojos a Qayin por su conducta reprensible, por su mal corazón. Es sólo la envidia, al ver preferido por Yahweh a su aji, la que mueve la mano de Qayin, criminal para eliminar a su inocente aji. Yahweh Elohe trata de enderezar al desesperado Qayin, le pide cuentas de su mala acción, a fin de que la repudie y pida perdón. Qayin no comprende la bondad de Yahweh y se imagina que su culpa es demasiado grande y no será perdonada. Piensa en huir, en huir de Elohe mismo, en huir caminando siempre errante, en huir sin domicilio apetecido, pero Yahweh Elohe le participa que no permitirá que nadie le castigue a causa de su pecado, que es el gran temor de Qayin. Yahweh le promete: nadie te matará, «si alguien mataré a Qayin lo pagará 7 veces».(4:15)
El primer crimen que mancha la historia de la humanidad es consecuencia de la envidia entre ajim. Se repetirá la historia millones de veces. Los celos son asesinos.
El pecado de la envidia destruye la shalom del alma y hace del envidioso alguien absolutamente miserable. Cuán infeliz debe haberse sentido Saúl (el rey) por la popularidad de Dawid (Shemuel Alef 18: 8-9). Ajab no pudo hallar descanso sino hasta que poseyó el viñedo de Nabot (Melakim Alef 21: 4). El hijo mayor, el «hijo bueno» se irritó ante el regreso de su ajipródigo (Lucas 15:28). Los trabajadores de la viña reclamaron porque los últimos trabajadores recibieran tanto como los primeros (MattiYah 20:12).
La envidia es la impronta del perdedor, un mecanismo de defensa que usamos para evitar el hecho de que no somos el número uno. La virtud del otro, irrita al envidioso, el éxito del otro y la alabanza al otro lo enferman.
Como ven amados ajim, estos ejemplos registrados en las escrituras nos recuerdan que este pecado sigue aún entrre nosotros, y muchos nos vemos reflejados en el muchas veces.
La envidia se hace TRONO hoy en dia de muchos ajim, es ella la que los mueve, pero esto no deberia ser asi porque tenemos las experiencias y tambien sabemos las consecuencias y se requiere SABIDURIA para no caer en ella.
Quitemos la envidia de nuestras vidas, aparquemosla a un lado, desechemosla porque es un daño que corroe nuestro caminar a Yahweh.
La envidia es ciega y no permite que se vean las consecuencias de los pensamientos que origina. Qayin es el primer humano, pero pasarán legiones de envidiosos provocando monstruosos hechos de sangre, sin embargo ninguno de nosotros querrá admitir que fue la envidia la causa de su desvarío, y tratará de buscar inútilmente una causa inexistente siquiera para justificarse ante sí mismo.
La envidia puede destruir la shalom de una familia, la buena fama del prójimo, la felicidad de las personas, truncar nuestro caminar a Yahweh, impedir el desarrollo de un grupo de la kehilaj.
El mayor pecado de todos los que existen y pueden existir se llama INGRATITUD.
Por ingratitud el llamado malajk/ángel Luz-Bell, se rebeló contra su infinito Elohe Creador
Y por ingratitud y envidia "muchos" se han apartado del camino, guardando ademas en sus corazones rencor y odio, todo ellos fruto de haber abierto la puerta a la envidia.
Amados mios, no alimentemos estos frutos de la carne porque para nada aprovechan, al contrario, nos desaprovechan, porque hacen de nosotros una amarga existencia y un final terrible.
Seamos "luz y sal de la tierra" seamos hijos de Yahweh que cultivamos en nosotros los frutos del Ruaj haKodesh y vivamos cada yom este Ruaj en nosotros.
Yahweh se alegrará y mucho de que tomemos esta decision ..

Yhemaelh Zeev.

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