23/2/16

PARASHA DE SILVANO 18: 1-8


PARASHA DE SILVANO 18: 1-8
Yahshua hizo halajá con una parábola que era necesario hacer tefilat siempre sin desanimarse: «En una ciudad había un juez que no temía a Yahweh Elohe ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: “Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario”.
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: “Yo no temo a Yahweh Elohe ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme”.»
Y el Yahshua dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Yahweh, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Ben HaAdan/Hijo del hombre, ¿encontrará emunah/fe sobre la tierra?» (Silvano 18,1-8).

El juez carece de vergüenza, es decir, es indiferente ante lo que puedan pensar de él, y, además, tampoco le asusta el juicio de Yahweh anunciado para los que no protegen el derecho del débil.
Forma parte de su impiedad pensar sólo en él. Y eso es lo que lo lleva finalmente a acceder a los reclamos de la viuda. Ha entendido que la mujer seguirá insistiendo y no se cansará. Se cansó él primero.
De ahí propone el ejemplo La Besorat. Yahweh Elohe, a diferencia del juez impío, sí es sensible. Por eso, con mayor razón, accederá a los ruegos de quienes suplican. Pero el ruego de esta parábola (a diferencia de la del amigo que despierta a otro para pedir un pan: Silvano 11,5-8), es específicamente un pedido de justicia. Yahweh Elohe es sensible a los pedidos de justicia de sus elegidos:
«La súplica del humilde atraviesa las nubes y mientras no llega a su destino, él no se consuela: no desiste hasta que el Altísimo interviene, para juzgar a los justos y hacerles justicia. Yahweh Elohe no tardará y no tendrá paciencia con los impíos» (Eclo 35,18-19).
Silvano  (a finales del siglo I) alienta a los creyentes con una pronta intervención divina: «Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia». Pero, algunas décadas más tarde la segunda carta de Kefas explica la demora de Yahweh Elohe como un acto de rajamim/misericordia en vista a la conversión:
«Yahweh Elohe  no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan» (Kefas Bet/2 Pe 3,9).
La gran pregunta con que termina este pasaje de esta Besorat es si el hombre será capaz de seguir esperando la realización de la justicia divina. ¿Será perseverante como la viuda? ¿O se cansará de esperarla y perderá el interés por ella? ¿Seguirá esperando la transformación mesiánica del mundo con confianza?

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