8/6/15

LA HALAJA DE YAHSHUA EN EL MONTE

Al ver la multitud, subió al monte; y cuando se sentó, se le acercaron sus talmidím. Él tomó la palabra y se puso a enseñarles, diciendo: “Asheré (felices) los que tienen ruaj de pobres, porque de ellos es el MarYah del Shamayim. “Asheré los que lloran, porque ellos recibirán consuelo. “Asheré los mansos, porque ellos recibirán la eretz (tierra) por heredad. (Tehilim 37:11) “Asheré los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. “Asheré los que tienen rajamim, porque ellos recibirán rajamim. “Asheré los de corazón limpio, porque ellos verán a Elohe. “Asheré los que practican la shalóm, porque a ellos los llamarán benei de Elohe. “Asheré los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino del shemayim. “Asheré ustedes cuando los insulten y los persigan, y digan toda clase de mal contra ustedes por mi causa, mintiendo. Shishú weshimhú (gócense y alégrense), porque su recompensa es grande en el shemayim; pues así persiguieron a los nabi que vinieron antes de ustedes. “Ustedes son la sal de la eretz; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? No sirve ya para nada, sino para tirarla fuera y que la pisotee la gente. “Ustedes son la olam hazeh (luz del mundo). Una ciudad situada sobre un monte no se puede esconder.
No se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Así debe alumbrar la hazeh (luz) de ustedes delante de la gente, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Abba que está en el shemayim. “No piensen que yo vine para anular la Torah o los Nabi. No he venido a anular, sino a cumplir. En emet les digo que mientras no pasen el shemayim y la Eretz, ni una yud, y ni una nekudah pasará de la Torah hasta que todo se haya cumplido. “Por lo tanto, a cualquiera que quebrante el más pequeño de estos Mitzvot (Mandamiento) y así lo enseñe a la gente, se le considerará el más pequeño en el reino del shemayim. Pero a cualquiera que los cumpla y los enseñe, a éste lo considerarán grande en el reino del shemayim. Porque les digo que si su justicia no sobrepasa la de los shefarim (maestros de la Torah) y los perishim (konenim/sacerdotes), jamás entrarán en el reino del shemayim (Cielo). “Ustedes oyeron que se les dijo a los antiguos: No asesinarás (Shemot 20:13); y cualquiera que asesine será culpable en el juicio. Pero yo les digo que todo el que se encolerice con su ají será culpable en el juicio. Cualquiera que le llame ‘estúpido’ a su ají será culpable ante el Sanhedrín; y cualquiera que lo llame ‘maldito’ se expondrá al fuego del Guehinom. “De modo que si llevas tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu ají tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve a reconciliarte primero con tu ají, y después vuelve y presenta tu ofrenda. “Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En emet te digo que jamás saldrás de allí hasta que pagues la última moneda. “Ustedes oyeron que se dijo: No adulterarás (Shemot 20:14). Pero yo les digo que todo el que mira a una mujer para desearla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te pone en peligro de caer, sácalo y échalo de ti. Porque te conviene más que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya a parar al Guehinom. Y si tu mano derecha te pone en peligro de caer, córtala y échala de ti. Porque te convienen más que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya a parar al Guehinom (Valle donde arrojaban cadáveres y basura en Yahrusalaim). “También se dijo: Cualquiera que se divorcie de su mujer, dele un séfer keritut (carta de divorcio).'(Devarim 24:1-4). Pero yo les digo que todo el que se divorcia de su esposa, a no ser por causa de fornicación, la expone a cometer adulterio; pues el que se case con la divorciada comete adulterio.
También oyeron que se les dijo a los antiguos: 'No rompas tu promesa,' sino que cumplirás a יהוה(Yahweh) tus juramentos (Vayigrá 19:12; Bemidbar 30:30; Devarim 23:23);. Pero yo les digo que no juren de ninguna manera; ni por el shemayim, porque es el trono de YAHWEH; ni por la Eretz (Tierra), porque es la tarima de sus pies (YeshaYah 66:1); ni por Yahrushaláim, porque es la ciudad del Gran Rey (Tehilim 48:2). No debes jurar ni por tu cabeza, porque no puedes hacer que se vuelva blanco ni negro un solo cabello. Que su hablar sea ‘Ken (sí)’, o ‘Lo (no)’. Pues lo que va más allá de esto, procede del mal. “Ustedes oyeron que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente” [Shemot 21:24; Vayigrá 24:20; Devarim 19:21). Pero yo les digo: No le hagan resistencia al malo; al contrario, a cualquiera que te golpee en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto. A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera pedirte prestado, no se lo niegues. “Ustedes oyeron que se dijo: Amarás a tu prójimo [Vayigrá 19:18). Pero yo les digo: hagan tefilat por los que los persiguen; para que sean benei de su Abba que está en el shemayim; porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen? ¿No hacen lo mismo también los recaudares de impuestos? Y si saludan solamente a sus ajim, ¿qué hacen demás? ¿No hacen eso mismo los goyim? Así que sean ustedes cabales, como su Abba celestial es cabal.
“Cuídense de practicar su Tzedaka (Justicia) delante de la gente con el fin de que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa de su Abba que está en el shemayim. Así que cuando hagas obras de rajamim, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en Bet Haknése (las sinagogas) y en las calles, para que la gente los alabe. En emet les digo que ellos ya tienen su recompensa. Pero cuando tú hagas obras de rajamim, que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que tus obras de rajamim sean en secreto; y tu Abba que ve en secreto te recompensará.
“Cuando hagan tefilat (oración), no sea como los hipócritas, que les gusta hacer tefilat de pie en Bet Haknése (las sinagogas) y en las esquinas de las calles, para que la gente los vea. En emet les digo que ya tienen su recompensa. Tú, cuando hagas tefilat, entra en tu cuarto y, con la puerta cerrada, haz tefilat a tu Abba que está en lo secreto; y tu Abba que ve en lo secreto te recompensará. Y al hacer tefilat, no hagan repeticiones inútiles, como los goyim, que piensan que los escucharán por su palabrería. Por tanto, no sean como ellos, porque su Abba sabe qué cosas necesitan ustedes antes que le pidan.
Lachen koh tefilat Avinu Shebashamayim Yitkadosh shemecha; (De esta manera presenten Tefilat delante de Avinu que está en los shamayim, kadosh es tu nombre)
Tavo malchutecha yeaseh retzoncha kaasher bashamayim kem baArets; (Venga tu malchut; y tu voluntad sea hecha en los shamayim y en la eretz)
Et-Lechen huketnu ten-lanu hayom; (del pan nuestro concédenos lo del día) Vemachla-lanu el-chaveuteynu kaasher machlanu gam-anachnu leachyeavenu; (perdóna nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores)
Veal-Tevienu lide nisayon ki am-chatalseynu min-hara ki lecha. (No nos lleves a pruebas, líbranos del maligno)”
Porque si ustedes perdonan a los demás sus ofensas, su Abba celestial también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su Abba les perdonará sus ofensas. “Cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que cambian de semblante para demostrar a los hombres que están ayunando. En emet les digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no demuestres a la gente que estás ayunando, sino a tu Abba que está en lo secreto. Y tu Abba que ve en lo secreto te recompensará. No acumulen para ustedes riquezas en la Eretz, donde la polilla y el moho corrompen, y donde los ladrones irrumpen y roban. Más bien, acumulen para ustedes riquezas en el shemayim, donde ni la polilla ni el moho corrompen, y donde los ladrones no irrumpen ni roban. Porque donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.
La Lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará iluminado pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Así que si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cómo será la oscuridad! “Nadie puede servir a dos amos: porque aborrecerá a uno y amará al otro, o se dedicará a uno y “Por tanto les digo: No se inquieten por su vida, preguntándose qué van a comer o qué van a beber; ni por sus cuerpos, qué van a vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Fíjense en las aves del shemayim, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y su Abba celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas? ¿Quién de ustedes podrá, por más que se afane, añadir a su estatura un codo? ¿Por qué se inquietan por el vestido? Fíjense en los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan; pero les digo que ni aun Shelomoh, con toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Elohe viste así la hierba del campo, que hoy está y mañana la echan en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca emunaj? “Por tanto, no se inquieten diciendo: “¿Qué comeremos?" o “¿Qué beberemos?’ o “¿Con qué nos cubriremos?’ Porque los goyim buscan todas esas cosas, pero su Abba que está en el shemayim sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. Más bien, busquen primeramente el reino de Elohe y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. Así que, no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal.
“No juzguen, para que no los juzguen a ustedes. Porque con el juicio con que ustedes juzguen los juzgarán, y con la medida con que midan los medirán. “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu ají, y dejas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿Cómo dirás a tu ají: ‘Déjame sacarte la paja de tu ojo,’ cuando tienes una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver para sacar la paja del ojo de tu ají. “No den basar hodesh (carne consagrada) a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que ellos las mastiquen delante de ustedes y luego se vuelvan y los despedacen a ustedes. “Pidan, y se les dará. Busquen, y hallarán. Llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abrirá. ¿Qué hombre hay entre ustedes que, al ben (hijo) que le pide pan, le dará una piedra? ¿O al que le pide pescado, le dará una serpiente? Pues si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus benei (hijos), ¿cuánto más su Abba que está en el Shemayim dará cosas buenas a los que le piden? “De modo que, todo lo que quieran que los hombres hagan por ustedes, así también hagan por ellos, pues en esto consiste la Torah y los Nabi. Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y son pocos los que la hallan. “Cuídense de los falsos nabi (profetas), que vienen a ustedes vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da malos frutos. El árbol sano no puede dar malos frutos, ni tampoco puede el árbol podrido dar buenos frutos. Todo árbol que no da buen fruto lo córtan y lo echan en el fuego. Así que, por sus frutos los conocerán. “No todo el que me dice ‘Rabi, Rabi entrará en el reino del shemayim, sino el que hace la voluntad de mi Abba que está en el Shemayim. Muchos me dirán en aquel día: “Rabi, Rabi, nosotros profetizamos en tu nombre, en tu nombre expulsamos shedim (demonios), y en tu nombre hicimos muchas obras poderosas!’ Entonces yo les declararé: ‘Nunca los conocí. ¡Apártense de mí, poalé awén (obreros de iniquidad)!’ “Así que, cualquiera que escucha estas palabras mías y las practica, será semejante a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Y cayó la lluvia, vinieron torrentes, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa. Pero ella no se derrumbó, porque se había fundado sobre la roca. “Pero todo el que escucha estas palabras mías y no las practica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron torrentes, y soplaron vientos, y azotaron contra aquella casa. Y se derrumbó, y fue grande su ruina”. Y cuando (יהשע) Yahshua terminó estas palabras, las multitudes estaban maravilladas de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los moreh de la Torah.

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